viernes, 28 de enero de 2011

Relato: Dormida en el autobús

Me había quedado medio dormida en el autobús y sin querer mis piernas se habían abierto, laxas. Aquella mañana había tenido una reunión importante y como siempre iba discreta por fuera, con un traje de falda y chaqueta pero sexy por dentro, medias con liguero y sin ropa interior. Así me sentía segura y seductora. Había sido un día agotador y ni tuve conciencia de haberme quedado dormida con el calorcito y el movimiento.
Un bache hizo que recuperara ligeramente la conciencia y mis ojos entreabiertos descubrieron la mirada azorada del hombre que estaba sentado justo frente a mí. Simulaba leer pero sus ojos se elevaban cada poco sobre el libro hacia mis muslos.
El hueco entre los asientos era estrecho y al haberme escurrido un poco hacia delante mis rodillas rozaban las suyas.
Antes de que notara que me había despertado cerré de nuevo los ojos y esta vez, con toda la intención, me eché un poquito más hacia delante y subí ligeramente una pierna contra la pared del autobús.
Cerró el libro, se ladeó y acercó la punta de los dedos a mi rodilla.
Carraspeó, se revolvió nervioso en su asiento, miró a los lados, se cercioró de que nadie miraba y luego me miró a ver si seguía dormida. Todo esto lo vi parcialmente entre mis pestañas casi pegadas del todo.
Me moví un poco de forma que mi pierna rozó la suya y mi falda subió un poco más.
Una mujer mayor que había a su lado miró con desaprobación pero a ninguno pareció importarnos.
Me pregunté si sabría que yo estaba despierta. Deseaba que me tocara. Notaba que él deseaba hacerlo.
Pasaba el tiempo y él seguía mirando e intentando colocarse de forma que su mano estuviera con naturalidad cerca de mí.
Suspiré profundamente, dando a entender que estaba totalmente dormida, que tenía vía libre.
Puso el abrigo encima de su mano y una pequeña parte de mi pierna. Al fin noté la punta de sus dedos rozándome. Casi sin movimiento, sólo como si se apoyara. Sentía su presión y su calidez. Presentía su excitación.
Empecé a imaginar que su mano subía lentamente y descubría que no llevaba nada y que, además, estaba mojada.
Ya estaba cerca de mi parada. Sin moverme abrí los ojos y le sonreí levemente. Me acarició un par de veces mientras nos mirábamos sin apartarnos. Yo hice ademán de reincorporarme y él recogió su abrigo que estratégicamente colocado me impidió comprobar si tenía una erección. Pero le miré inquisitiva, sonrió y asintió.
Al levantarme para salir, me pareció por un instante que iba a seguirme pero sólo dijo: "Hasta mañana"

A mi amigo Amantesorpresivo que me inspiró este relato al contarme la parte del hombre sentado enfrente. Te lo debía hace mucho, pero es que las musas vienen cuando quieren.

9 comentarios:

  1. Laura: leer tu relato a las 12 de la noche es demasiado. Intento imaginarte pero sobre todo conocerte. Besos.

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  2. Nunca se insistirá demasiado en la importancia de esa cosa compleja y esquiva que se llama mente en el entramado sexual humano.
    En efecto, si esa actriz de primera línea no hace su aparición, ya puede genitalizarse lo que sea, que a lo más que llegaremos es una emisión de esperma más bien penosa.
    Este escrito extraordinario de Laura nos lo demuestra.
    Dos personas perfectamente desconociddas coinciden en un momento de alta receptibilidad sexual en una situación que para ambos resulta estimulante, y obtienen un gran placer, que casi se traduce en orgasmo, sin apenas tocarse, y desde luego, sin manipular sus genitales.
    Lo maravilloso de este relato de Laura es que nos presenta una situación de sexo puro y enervante sin que medie la actividad sexual.
    Queda la estela del deseo que no se satisface de la manera convencional.
    Nos queda un epílogo abierto con el "hasta mañana" del misterioso viajero.
    ¡Auguro deliciosos mdías por venir para la pareja del relato!.
    Laura, ¿que autobus coges?

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  3. ¿Demasiado? ¿Por qué? Espera, no me lo digas aún, espera a que estemos sentados uno frente a otro, tomando un café.
    Besitos

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  4. Suelo coger el 21 que me acerca a Alonso Martínez y ya desde ahí paseo por el centro. Pero estoy abierta a sugerencias. Hasta mañana.

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  5. Habla el pasajero del autobus:
    Sí, sí, yo estaba frenta a ella, el sitio era estrecho y la señora que miraba me cortaba, que le voy a hacer.
    Pero yo veía a esa chioa tan maravillosa receptiva, al llevar medias y sin ropa interior, mis dedos rozaban y presionaban sus muslos, casi su pubis, sin llegar, y notaba su excitación.
    Laura se movía acompañando a mis dedos, notaba como temblaba, fue cuando me puse encima el abrigo, con una mano la acariciaba a ella y con otra me tocaba yo.
    Fue el orgasmo más bonito de mi vida, ante una desconocida y sin apenas relacción, pero ese roce con los dedos, esa calided de sus muslos, esa humedad y esa cara tan bonita mientras todo eso pasaba no lo cambiaría por nada.
    En beso Laura y gracias por tu relato.
    Bueno mejor: un besito en los morritos.

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  6. Normalmente, al coger el autobús en los mismos días y en las mismas horas suelo coincidr con las mismas mujeres. Sé cuales me gustan y a veces adecúo mi horario para coincidir con ellas, alguna vez he pasado un poco más de frío mientras esperaba en la marquesina. Sé en que paradas suben y en cuales bajan. Me procuro sentar en un lugar que me permita verlas, la puerta está muy bien porque se acercan antes de llegar y te permite verlas de cerca. El lado que da a la acera es mucho mejor, te permite seguirlas cuando empiezan a andar y también puedes ver las que pasean por la calle, si hay atasco, el autobús va adelantándolas, después te pasan ellas y el autobús vuelve a pasarlas. Otra ventaja del autobús es que puedes ver a las mujeres mucho más tiempo que cuando te las cruzas por la calle.

    Hay una en concreto, que hace ya mucho que no veo, con la que bajaba en la misma parada, así que procuraba acercarme yo primero a la puerta y colocarme en un sitio que me situaba tras ella para verla mejor. En primavera llegan ya las faldas cortas y era una maravilla verle las piernas, sobre todo si llevaba medias y tacones. Hay otra mujer, bastante más mayor que yo, que en invierno lleva abrigo y me excita mucho pensar que debajo lleva liguero y lencería, y que sería muy fácil abrir su abrigo y acariciarla.


    PD
    Por cierto, y aunque no venga al caso, pedazo de canalillo que le he visto a la cajera del banco. Es que tenía ganas de decirlo.

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  7. Esta mañana me he sentado en la fila de atrás del autobús. Iba leyendo, y al levantar un momento la vista, he visto una chica que estaba sentada en sentido contrario a la marcha, en los asientos que están enfrentados. Iba dormida, he cerrado el libro y me he dedicado a disfrutar viéndola. Tenía el gesto tranquilo y relajado, con la cabeza ligeramente girada que le dejaba el cuello descubierto, me imaginaba pasando mis labios por ese cuello. Al principio le caía un mechón de pelo sobre la cara y le tapaba un ojo, me gustaba mucho. Ha abierto los ojos y se lo ha apartado, estaba mejor como lo tenía antes, pero a cambio, ha empezado a hacer mohínes con la nariz.

    PD.
    No viene tampoco a cuento, pero me gusta más este nuevo diseño de tu blog.

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  8. Y a mí me gusta de tu capacidad de fijarte en un cuello, en un mechón de pelo, en pequeños gestos, en los cambios de mi blog...detalles que no todo el mundo sabe disfrutar.

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