jueves, 13 de enero de 2011

TIRARSE A LA PISCINA

Estoy en casa y sólo pienso en que me apetece un soleado día de piscina.
Es contradictorio porque varias veces  me he acercado pero, al estar en el borde, me ha dado miedo y me he ido corriendo dejando al agua fresca y transparente frustrada por no haberla dejado  acariciar mi piel.
Pero es que me da demasiado vértigo desear tanto nadar. En tierra firme me siento segura, aunque a veces todo sea demasiado previsible, monótono y tranquilo. Quiero sumergirme en esas placenteras sensaciones. Recuerdo última vez que me sentí flotando feliz y añoro repetirlo.
Sé que sólo hay que coger carrerilla y saltar de cabeza. Pero, ¿y qué si luego no quiero salir? ¿Y qué si después siento que es bajo el agua el único sitio donde tengo suficiente oxígeno para respirar? ¿Y si al salir se ha esfumado mi vida de fuera o todo está descolocado y diferente?
No lo sé, pero aunque me paralice el miedo a lo que siento, lo cierto es que quiero lanzarme a la piscina.

1 comentario:

  1. Cierra los ojos, déjate llevar....
    La primera vez da miedo. Tanto que a veces nunca nos llegamos a tirar. Nos parece que nunca es el momentro apropiado. Que mañana sería mejor, porque tal vez el agua estará más rica o el Sol calentará más....No es verdad...
    ¿Como sabemos lo que pasará mañana?
    Si puedes, date un chapuzón refrescante lo antes posible. ¡Vence la inercia, supera el temor!
    Hermosas sensaciones te esperan. Y además, ¿por qué sigues privado al agua del placer de acariciar tu piel?
    ¡No cuenta?

    Ánimo. Hoy y siempre-

    ResponderEliminar