domingo, 24 de octubre de 2010

El sexo y el cariño son energías renovables sin contrato de exclusividad.

La sociedad y la educación  nos obligan a  una vida sexual y sentimental en pareja. A ser fiel a una sola persona hasta que la muerte nos separe, que agobio, ¿no?  Además, ser fiel es no faltar a la palabra dada, a lo que dos personas acuerden, no significa tener que desear y sentir atracción por una única persona durante todo el tiempo que tengas una relación con ella. Es no faltar a las normas que libremente se hayan pactado entre los dos.
Yo, aún siendo puta, soy fiel a mi pareja. Porque respeto los acuerdos y límites que hemos puesto entre los dos. Y que no tienen por qué ser los mismos, cada uno tolera o no da importancia a una serie de cosas, cada uno es libre de tener sus manías e inseguridades.
Nosotros, por ejemplo, lo único que no podemos hacer es mentirnos. Y para el sexo fuera de la pareja sabemos que  a mí no me gusta que vaya con chicas que no sean de pago y a él le molesta más si salgo a comer o de paseo con alguien que si estamos en la cama. Yo me siento mejor si sé que él está sexualmente satisfecho, incluso los días que no puedo o no me apetece. Y a él le vale todo lo que me haga feliz.
Se puede dar mucho cariño y placer a varias personas, y no me refiero sólo al mismo tiempo (sonrisita pícara) pero  no por eso se  agotan para otras. Sería como si por querer a la familia, no se pudiera querer a los amigos. Hay muchos tipos de deseo y afecto.  Todos son inagotables y no interfieren entre ellos.
Las relaciones sexuales (o con algún componente de atracción) implican intimidad y entrega, mucho más si son continuadas porque se adquiere un alto grado de confianza y cariño. Pero el placer y la afectividad no van por gramos, no quiere decir que si te doy diez sólo me queden tres para otra persona. Incluso generamos más cuando más activos estamos. Algunos de mis amigos me cuentan que a raíz de nuestros encuentros sus mujeres han mostrado más interés en retomar las relaciones sexuales con ellos.
Pero, vale, aceptemos lo normal y lo menos complicado es hacerlo sin que la otra parte se entere. Aún así, si es para evitar perjuicios y complicaciones,  ¿hay que sentirse culpable por disfrutar y sentirse bien? ¿Hay alguna diferencia entre estar jugando al paddle o estar dándose cualquier otro gusto al cuerpo? Lo que estamos traicionando, ¿son nuestras propias normas o las generales establecidas? ¿Por qué tenemos que sentir que algo está mal cuando no hacemos mal a nadie?
También varios amigos me cuentan que están seguros de que sus parejas saben y consienten, ¡claro! Mientras des de ti todo lo bueno, e incluso estés mejor porque llegas desahogado y feliz, ¿qué más da el motivo de ese bienestar?
Lo que yo siento como exclusivo es  el amor, pero amar no es poseer, es cuidar y entregarse cada día, en mil cosas que no tienen que ver con el ocio y el sexo. El amor profundo sí es el que entregas a una sola persona, es tan grande que no cabrían más. Pero, por favor, no lo confundamos con el sexo, unas risas, el afecto o unas confidencias relajadas a media tarde. Ni lo hagamos excluyente, dejemos que nos aporte sin restarnos.
Os invito a compartir la alegría de la libertad. A permitiros momentos que os hagan sentir bien, en cualquier ámbito.
Sed felices.
Os envío unos besos sin compromiso.


martes, 19 de octubre de 2010

La casa por el tejado

¡Ups!

Ayer me dijo un amigo que no he puesto nada de mí en ningún sitio, dando por hecho que todo el que visitara el blog ya me conocería y, claro, puede que no.
Habrá sido mitad despiste y mitad olvido voluntario porque no me gusta describirme, ni sé hacerlo en cuatro pinceladas.
Bueno, lo que se supone básico:
Laura
Madrileña, 37
Dicen que soy atractiva y sé que soy extrovertida, optimista y muy liberal. Me fascina el género humano. Tolerante y cariñosa.
Me dedico a esta actividad a tiempo parcial desde Julio de 2009 y cada vez me gusta más, por mil cosas.
El sexo y el lenguaje me parecen los mejores inventos de la historia.
Bueno y ya os hacéis una idea, ¿no?
Contacto 636153724 o por mail cuandoelplaceresunavocacion@gmail.com
Besos

sábado, 16 de octubre de 2010

Relato: Sublimando el deseo

Caricias leves, incluso de aire, tu suave soplido  eriza mi piel.
Zonas inesperadas e inexploradas que tu simple contacto vuelve erógenas.
Jugar a besar con lenguas de caramelo.
Me siento bonita cuando recorres mi cuerpo imperfecto.
 Placer, deseo, entrega, felicidad, se acumulan en mi garganta y no dejan espacio al aire.
Respiro hondo, escapa un gemido, súplica de que pare y continúe esta dulce agonía.
Me elevas al límite de la excitación pero luego me calmas, susurrando: “espera”.
Tu sexo firme me indica que provocar mi  placer te excita.
Todo mi ser está preparado y pidiendo recibirte, pero quieres más que eso.
Sublimar  el estímulo, disfrutar del camino sin pensar en el desenlace.
Embriagarse de sensaciones, trascender los cuerpos para conectar esencias.
Entras al fin en mí, nos fundimos, abrazados, somos uno,  sólo existe el otro.
Nos queda algo de voluntad y consciencia para ir lento, no queremos que acabe, sintiendo cada movimiento, cada latido, nuestro calor, la boca busca el pulso en el cuello.
Precipicio, cascada, puro instinto, rápido, fuerte, enajenados, explotamos.
Así, no te apartes, deja que vaya volviendo a la realidad y notar que sigues estando.
Risas, suspiros, miradas, besos.
Estoy feliz.
Gracias. Te quiero (aunque no deba)

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Qué hace una chica como tú...

Algunos caballeros y parejas a los que acompaño me preguntan en algún momento de la cita, normalmente cuando el haber compartido orgasmos ya da una confianza que con otras personas tardas lustros en alcanzar, que por qué una mujer como yo se dedica a ofrecer este tipo de servicios.
Llegado este momento siempre me surgen al menos tres inquietudes:
La primera, ¿qué tipo de mujer están pensando que soy? Yo soy incapaz de autodefinirme.
Luego  ¿por qué les parece que no soy de “ese tipo”? ¿Estaré por encima o por debajo de lo que les encaja como prostituta?
Y por último, ¿Les parecerá correcta mi motivación? ¿Se sentirán aliviados si les digo que es por placer o les parecerá superficial que no sea por desesperada necesidad?

Mientras todo esto pasa por mi cabeza a la velocidad del rayo me lanzo a contestar como siempre hago: con sinceridad. Es tontería querer aparentar lo que no soy cuando ni siquiera sé si soy lo que quieren que sea, incluso cuando me importa que mi respuesta  y toda yo seamos de su agrado. Pero no queda otra que soltar la verdad: Lo hago porque me gusta.
Lo hacía antes de tener que unirlo a la ayuda económica. Si no me hiciera falta, lo haría sin dinero de por medio, pero lo seguiría haciendo. La casualidad y el atreverme a todo fueron dos factores importantes para dar el paso. Esto creo que os lo podré contar más adelante.
He de confesar que he aprendido a encontrar cierto morbito agradable en sentir que soy capaz de hacerlo por dinero y en que otros piensen que lo merezco.
 Pero igual os digo que sigo, en algunos momentos, sintiéndome culpable. Y entonces tengo que repetirme a mí misma que ni los futbolistas ni los cirujanos tienen escrúpulos a la hora de cobrar por algo que les apasiona. No os engañéis, no lo comparo a ellos por la cantidad de pasta que ganan, sino porque es vocacional. Sería más como cuando un escritor vive de su literatura, de algo que  le encanta hacer y en lo que pone mucho de sí mismo.
Tras esta disertación ya convertida en letanía, me perdono y me quedo en paz conmigo misma. Y agradezco infinitamente la ayuda a las personas que me han elegido para momentos tan agradables e íntimos. Y me siento muy afortunada por poder vivirlos y que me permitan además cubrir mis necesidades. Y doy gracias a Dios, sí, soy cristiana, esto tampoco me sale ocultarlo y además, se me nota la educación católica. Manda narices mezclar religión y prostitución, estaréis pensando. Pero es que así soy yo, contradictoria y compleja. Insegura, directa y transparente.

Me encanta el sexo, creo que es algo natural, bello, beneficioso y necesario. Y yo tengo la oportunidad de cubrir esa necesidad básica, la mía y la de los demás, digo.
Y me apasiona el género humano y conocer al mayor número de personas posible, enriquecerme a través de la conversación, conocer formas de pensar  interesantes y  variadas. O simplemente disfrutar compartiendo una pieza musical o comentando un libro. Arreglar el mundo filosofando y conocerme más a través del contraste con otras formas de ver la vida.
Besos, caricias, sonrisas, placer, secretos  y abrazos no tienen precio, yo siempre insisto en que cobro por mi tiempo y disponibilidad, el resto es gratuito y voluntario.
Por supuesto que no siempre siento atracción  y no siempre es agradable, ni me apetece siempre con la misma intensidad. Pero es que para mí lo importante es la otra persona, y en cada momento procuro recordarme que mi labor y mi deber es hacer que durante el tiempo que esté conmigo se sienta la persona más mimada, más atendida y más cuidada de la Tierra. Me gusta pensar que contribuyo a su felicidad, de forma temporal y limitada a mis capacidades. Es reconfortante saber que eres artífice del bienestar de alguien.

Y tengo bien comprobado que las personas dan multiplicado por mucho todo lo bueno que reciben. Al menos la mayoría con las que he tenido el placer de compartir tiempo, placer, juegos, ocio y confidencias.

Espero que haya quedado satisfecha vuestra curiosidad. Y gracias por interesaros en saber que lo hago de buen grado. Yo por mi parte, ya me siento plenamente justificada. Ojalá llegue un día en que no tengamos que tener razones ni conflictos morales para disfrutar de todo lo que nos haga sentir bien.

En fin, gracias por ayudarme a  vivir de lo que me gusta. J
Os envío una cajita de besos variados.



martes, 5 de octubre de 2010

Momentos eternos

Cada instante en la vida es único e irrepetible.
Por eso hay momentos especiales que hay que grabar a fuego en tu interior para que las sensaciones perduren, para poder volver a ellas y revivirlas en el recuerdo con la mayor nitidez posible. Cada detalle, cada intensidad para volver a sentirte como en aquel momento.


Hay momentos compartidos con personas que nunca sabes si vas a volver a ver. Pero en tí quedan grabados su voz, su sonrisa, sus caricias y tantas cosas que nunca querrías perder.


Y no se pierden, se mantienen guardadas en ese rinconcito de nuestro ser donde podemos acceder cerrando los ojos y viajar de nuevo hacia aquel instante mágico.


Y aunque preferiríamos siempre volver a vernos, volver a repetirlo, si por algo no es posible, esos recuerdos, esas vivencias siempre estarán ahí y siempre serán nuestras.




Mis compañeras, cómplices en tu placer.

Esta parte de mi vida no sería tan completa sin mis compañeras y amigas, mujeres independientes, preciosas por dentro y por fuera y que hacen cada día especial con su cariño y su carácter. Compartimos espacio, tiempo, pero, sobre todo, nos une una forma de ver esta actividad nuestra como algo placentero, lúdico y profundamente personal.
Ponemos en cada encuentro mucho más que nuestro cuerpo porque nos importan las personas y cuidamos que cada ocasión sea lo más especial posible.

Me encanta cuando nos piden dùplex porque así también podemos disfrutar juntas.

Con gusto os informaré sobre ellas cuando hablemos por teléfono.

Feliz día. Gracias por leerme. Besitos